¿Qué pasa cuando no pasa lo que planeaste?
Alexandra Cortese
Directora Estratégica de ROW Comms
Estamos casi a la mitad del tercer mes del año y, no sé ustedes, pero yo siento que el tiempo se me está escapando. Por eso, hace unos días, decidí frenar un rato para repasar mis metas 2025 y ver cómo las vengo encaminando. No fue sorpresa darme cuenta de que muchas de las cosas que había pensado hacer (como, por ejemplo, escribir una nota al mes) ni siquiera estaban en mi radar mental. ¿Les suena familiar?
Hay dos teorías que podrían estar influyendo en esto que, claramente, no me pasa solo a mí:
Soy fan de los sesgos cognitivos porque muchas de las decisiones que tomamos y cosas que hacemos son inconscientes. El sesgo de la planificación nos afecta especialmente a quienes somos optimistas, a quienes pensamos que podemos con todo. Lo que hacemos es subestimar el tiempo, los costos o los recursos que vamos a necesitar para completar una tarea, incluso si ya tenemos experiencia previa y sabemos que antes nos llevó más tiempo o esfuerzo del que esperábamos.
Fallamos en nuestras planificaciones por un exceso de optimismo; por creer que nuestro caso va a ser distinto al del resto; por querer demostrar eficiencia y rendimiento; por enfocarnos solo en nuestras capacidades y no tener en cuenta todos esos factores externos que pueden aparecer en el camino. Entonces, puede ser que lo que queremos lograr este año esté subestimado en cuanto a tiempos… y quizás ese sea uno de los motivos por los que no avanzamos como esperábamos.
Pero echarle la culpa solo a nuestros sesgos sería simplificar demasiado. También pasa lo que mencionaba en el segundo punto: nos marcan la agenda. «El universo rechaza el vacío», dicen… y, en este caso, «el calendario rechaza los huecos libres». Ahí es donde entra la inercia del día a día y, casi sin darnos cuenta, nuestras semanas se llenan de reuniones, pendientes y tareas que no necesariamente tienen que ver con nuestras metas. Es muy fácil disponibilizar nuestro tiempo libre y llenar cada minuto para sentir que «estamos ocupados», o sea, que «somos productivos».
Entonces, ¿cómo encontramos el equilibrio entre una planificación demasiado idealista y una rutina que se come nuestro tiempo sin darnos tregua? A mí me sirvió mucho un consejo de Cal Newport: generá el hábito de bloquear espacios con vos mismo. Esos momentos son sagrados, tan importantes como cualquier reunión o compromiso con otra persona. Es ahí cuando realmente pensamos, creamos y trabajamos en lo importante, aunque no sea urgente. John C. Maxwell dijo que los hábitos son más importantes que la inspiración, y coincido completamente. Si nos proponemos gestionar nuestro día a día, paso a paso, vamos a estar mucho más cerca de cumplir esas metas ambiciosas que venimos postergando.
Fuente:
Forbes, & Cortese, A. (2025, 10 marzo). ¿Qué pasa cuando no pasa lo que planeaste? Forbes Paraguay. https://www.forbes.com.py/columnistas/que-pasa-cuando-pasa-lo-planeaste-n68772